Atrapados en un red de dolor
La fibromialgia es un mal común pero poco conocido que provoca múltiples síntomas, por lo que médicos batallan para obtener un diagnóstico acertado
En una escala de 0 a 10, el dolor de Mónica Herrera era de nueve. Un nueve invariable, persistente, tenaz.
Todo inició con un fuerte dolor en el cuello. Mónica pensó que había dormido mal, pero con el pasar de las horas, que se convirtieron en meses y años, el malestar se iba incrementando con mareos; náuseas; dolor vaginal, fatiga; calambres en brazos y piernas; intensos dolores de cabeza; entumecimiento difuso del cuerpo; dolor en el área de las mandíbulas, sumado a depresión y ansiedad. Fue entonces cuando comenzó a sentir un desasosiego cercano al miedo. Su malestar era difuso. Se parecía a todo y a nada. La vida para los demás continuaba, pero para Mónica todo estaba agitado.
La memoria inmediata fallaba. Después, supo que se trataba de Niebla Mental o Fibroniebla, lo cual impacta de manera negativa las actividades rutinarias.
Irritable, poco paciente y a su decir, confundida, Mónica consultó a varios especialistas sin obtener resultados concluyentes hasta que supo, a través del doctor Manuel Martínez Lavín —director del Departamento de Reumatología del Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez—, que lo suyo era un padecimiento muy común (se calcula que afecta entre 2% y 4% de la población en general, y de ese porcentaje entre 80% y 90% son mujeres).
Padecimiento común, y paradójicamente poco conocido por la mayoría de los médicos pues “los múltiples síntomas que provoca la fibromialgia orillan a los enfermos a consultar a diversos especialistas que piden estudios sólo relacionados con su campo.
Esta fragmentación del paciente termina generalmente con un diagnóstico de hipocondría, no aclara el diagnóstico y crea frustración para los enfermos y los médicos”.
Para Manuel Martínez Lavín, muchos médicos son reacios a tratar a pacientes con fibromialgia por falta de tiempo para atender sus múltiples síntomas; ausencia de conocimientos sobre los mecanismos que la originan y por la pobre respuesta de las medicinas.
Reconocer este mal no es fácil ya que puede confundirse con síndrome de fatiga crónica, encefalopatía miálgica, síndrome de la Guerra del Golfo, distrofia simpático-refleja y síndrome pospolio.
Luego de cuatro años, Mónica logró reconocer su perfil de fibromialgia: dolor crónico; fatiga constante; sueño, hormigueo, ardor en extremidades e hipersensibilidad al ruido y al estrés.
“Sentí un gran alivio cuando recibí el diagnóstico. Al fin salía del consultorio sin una nueva lista de análisis por realizarme y con un nombre para todos mis síntomas. Después de muchos años encontré una explicación lógica y coherente. Fui erróneamente diagnosticada y tratada como si hubiera padecido una enfermedad degenerativa. Y no era así”, continúa.
Para Martínez Lavín una de las grandes ineficiencias de los sistemas públicos de salud en México, reside en la mala atención de padecimientos frecuentes y complejos como la fibromialgia, cuya respuesta está en la investigación científica, asegura el experto.
Medio hostil
Para el reumatólogo, la modernidad ha propiciado un medio más hostil ante el cual hombres y mujeres intentan ajustarse a esta nueva realidad de pérdida de ciclos día y noche, dietas aberrantes, tensiones laborales, complicadas relaciones familiares, forzando a su vez el principal sistema de adaptación con el que contamos los humanos: el sistema nervioso.
Con frecuencia, las personas con fibromialgia son inflexibles y perfeccionistas, no logran estar satisfechas con su propio desempeño, y se apropian de los problemas de los demás.
Estudios del doctor Martínez Lavín constatan que el exceso de adrenalina es primordial en el desarrollo de la fibromialgia. También es posible que la enfermedad se desencadene luego de un incidente como un fuerte traumatismo físico sobre la columna vertebral, un “latigazo” en el cuello durante un accidente y luego de sufrir infecciones virales.
El futuro de la fibromialgia
A pesar de que aún no hay una prueba de laboratorio que verifique la presencia de la fibromialgia, los nuevos conocimientos han generado una actitud médica diferente ante la salud y la enfermedad con una perspectiva que reconoce que las enfermedades físicas crónicas tienen su repercusión psicológica y viceversa.
Este mal no tiene cura y requiere ser tratado con terapias multidisciplinarias y aunque recientemente salió al mercado la primera pastilla aprobada por la Secretaría de Salud, es totalmente irreal pensar que una sola píldora ‘mágica’ cure todas las molestias de la fibromialgia”, dice Manuel Martínez Lavín.
Impacto sicológico
Estudios recientes del especialista revelan que ante este problema la ansiedad es frecuente.
Las pacientes se sienten nerviosas y en algunos casos la depresión es grave.
Las mujeres son más propicias a desarrollar fibromialgia debido a factores hormonales. Otro problema psicológico que se asocia a la enfermedad son las crisis de angustia.
“Los síntomas aumentaban me sentía cada vez peor, estaba muy irritable. El ambiente era muy tenso. Anímica y físicamente sentía que me quebraría”, recuerda Mónica, quien ahora es presidenta de la Cadena de Ayuda Contra la Fibromialgia.
En los últimos años ha habido una gran revolución en el conocimiento y entendimiento de esta enfermedad gracias a las investigaciones en el Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez, indica el espacialista.
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