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todos unidos por SFM-SFC/EM-SQM/IQM___***___más allá del dolor

¿Está quemado en su trabajo?

Si ir al trabajo se le ha convertido en un total y absoluto sacrificio, si no encuentra gusto en los retos que éste le ofrece, por el contrario, le ofuscan y, si presenta frecuentes cambios de humor, aislamiento social y se irrita fácilmente, es posible que se encuentre predispuesto a padecer el síndrome de desgaste profesional o "BurnOut".

El Dr. Pedro Gil-Monte, director de la unidad de investigación psicosocial de la Universidad de Valencia, define el BurnOut como "una respuesta al estrés laboral crónico, que se manifiesta con actitudes y sentimientos negativos hacia las personas con las que se trabaja y hacia su propio rol profesional".

Esta dolencia psíquica, que ya se considera causante de períodos de incapacidad temporal y como accidente laboral en España, se conoce también como"Quemarse por el trabajo".

Esta condición se fomenta cuando en el plano laboral se hacen grandes esfuerzos con mucho desgaste físico y mental, y los resultados son poco visibles o las metas son inalcanzables.

De igual forma, si las tareas son monótonas, repetitivas o, requieren un gran desgaste emocional y no hay adecuados mecanismos de motivación y reconocimiento, las personas terminan por sufrir una pérdida progresiva de energía, hasta llegar al agotamiento, dice la psicóloga Adriana García.

Este agotamiento lleva, por ejemplo, a que personas que tienen un trabajo netamente creativo (publicistas o periodistas, por mencionar solo dos casos), no puedan producir nada nuevo y aquellos que tienen un trabajo más ejecutivo o mecánico, cometan más errores.

Usted puede estar quemado si:

* Hay un desequilibrio entre sus expectativas profesionales y la realidad del trabajo cotidiano. Esto lo puede llevar a no tener ganas de ir a trabajar, reflejándose en un alto nivel de ausentismo laboral e incluso a que su consumo de tabaco, cafeína o alcohol aumente progresivamente.

* Su jefe le dijo que ese rol tan pesado era "por un tiempo", pero los meses pasan y aún no se formaliza un nombramiento o aumento.

* Tiene la mala fortuna de tener un jefe acosador: aquel que grita, es frío y no reconoce los méritos de su equipo.

* Le parece que todo lo que su jefe le pide le exige un esfuerzo demasiado grande, en otras palabras, le da jartera todo.

* Las reuniones le parecen una perdedera de tiempo y no se esfuerza por aportar nada. Se limita a bostezar.

* El ambiente de trabajo es pesado, con mucha competencia y poco trabajo en equipo.

* Presenta estos síntomas físicos: fatiga crónica, trastornos del sueño, úlceras y desórdenes gástricos, así como tensión muscular.
* Tiene estos síntomas emocionales: está irritable y ansioso, se le dificulta concentrarse, su autoestima ha disminuido, se ha distanciado afectivamente de sus compañeros de trabajo (hostilidad) y en ocasiones, también de sus familiares.

Me siento quemado, ¿qué puedo hacer?

García afirma que cuando la sensación de fatiga impide, incluso, descansar, alterando el sueño de manera reiterativa y además hay depresión y tristeza sin razón aparente, es hora de consultar al psicólogo o al psiquiatra, que puede ayudarle a manejar el trastorno, detectando cuáles son sus causas.

El médico descartará desarreglos hormonales y alteraciones del sistema nervioso, al tiempo que indagará sobre su ritmo de vida.
El método más utilizado para medir la intensidad del síndrome es el Inventario Burnout de Maslach, formado por 21 ítems que valoran el cansancio emocional y la realización personal y profesional.

Los especialistas también recomiendan revisar en profundidad la relación laboral y carga de trabajo con su jefe y si es el caso, con su personal a cargo (pida ayuda al área de recursos humanos). En caso de detectar allí una fuente de insatisfacciones, revíselas para mejorar el trabajo en equipo y evitar sobrecarga para usted o sus empleados más responsables y comprometidos.

Pida entrenamiento en la solución de problemas, asertividad y manejo del tiempo.

Es frecuente que las personas sin autonomía en la toma de decisiones, que trabajan en turnos o que tienen contacto frecuente con usuarios problemáticos, presenten este síndrome.
Por ello si usted se encuentra en esta situación, revise con su jefe opciones de empoderamiento, de cambio de horario o de rotación en otros roles del área en que trabaja.

Ahora, si usted es el jefe, tenga en cuenta que los empleados expuestos a este tipo de trabajo deben ser constantemente motivados y capacitados para manejar sus emociones, así como el desgaste.

Es saludable hacer pausas para evaluar qué está haciendo, cómo lo está haciendo y cómo se siente con sus responsabilidades laborales, recomienda la psicóloga Adriana García. No olvide hacer pequeños descansos a lo largo de la jornada laboral y cuando llegue a su casa, trate de desconectarse de las preocupaciones de la oficina, mediante la práctica de otras actividades, deportivas o artísticas.

Usted también debe compensar las cargas con una buena alimentación y descanso, ya que esto ayuda a prevenir un deterioro mayor en su organismo.

Esfuércese también en mejorar sus relaciones con otras personas y procure que sus amigos no sean sólo los de la oficina; cambie de rutinas y hábitos en las actividades cotidianas: lo importante es hacer de cada día una experiencia diferente, creativa y enriquecedora para su cuerpo y su mente, indica García.

¿Una carga o un trabajo?

*
 "Me invadió el pánico al descubrir que lo que me imaginaba iba a ser un nuevo trabajo, no lo era en lo absoluto. Estaba desconcertada. Ese sentimiento dio paso a la frustración, al confirmar que yo era la única culpable por creer todo lo que me habían dicho sin haber comprobado nada o reflexionado un poco más antes de cambiarme de empleo.

Era tal la incompatibilidad con esa empresa y su cultura, que en las mañanas antes de llegar al trabajo me dolía el estómago, sentía náuseas y hasta ganas de llorar. Una persona cercana me ayudó a recordar mis competencias profesionales, así como las posibilidades laborales que podía explorar.

Finalmente, renuncié" Patricia Robledo*, al recordar un empleo anterior en una empresa del sector editorial.

* "Me sentía agotada y aburrida en mi trabajo por varias razones: el poco apoyo de mi jefe en temas importantes que me servían para crecer dentro de la organización, el hecho de terminar haciendo todo de afán porque mi jefe lo dejaba todo para ultima hora y tener que lidiar a diario con gente que no estaba comprometida con su trabajo.

Esto, más un sueldo bajo y una dedicación exclusiva que me hacía poner mis prioridades personales en el segundo plano, terminaron por agotarme.

Mónica Ariza*, al recordar un empleo anterior en una agencia de publicidad.

* "A pesar de que había superado los retos que la compañía me había asignado, agotándome al extremo con tal de cumplir las expectativas de mis jefes y los clientes, cuando pedí que aumentaran mi remuneración me dijeron que no era posible. Eso me produjo gran desazón.

Trabajé un tiempo más, para dejar cerrados mis temas y apenas me fue posible, me independicé"

María Isaza*, al recordar un empleo anterior en una empresa de consultoría.

* "Llevaba cuatro años haciendo el mismo trabajo, organizando eventos y haciendo contactos comerciales. Sentía que ya era hora de hacer algo distinto, aunque no sabía exactamente qué. Me daba cuenta de que estaba cansada, ya no ponía en mi trabajo el mismo empeño de antes. En la empresa no había opciones de ascender, por eso busqué oportunidades en otras"

Rocío Martínez*, al recordar un empleo anterior en una empresa de relaciones públicas.

(*)nombres cambiados

Los deportistas también se "queman"

En los deportistas profesionales este síndrome se manifiesta cuando hay entrenamientos muy intensos y frecuentes que en últimas son ineficaces y dejan a la persona extenuada, tanto física como emocionalmente.

Este esfuerzo exagerado termina por ser contraproducente y socava la energía y autoestima del deportista, haciendo que obtenga bajos rendimientos y prefiera dejar el deporte por un tiempo o definitivamente.

C sabe que...

El origen del síndrome de BurnOut se remonta a 1974, cuando fue descrito por el psiquiatra Herbert Freudemberg, mientras trabajaba en una clínica para toxicómanos en Nueva York.

Este médico se fijó en que la mayoría de los voluntarios que trabajaban en la clínica, ya cumplido el año de trabajar, sufrían una progresiva pérdida de energía, hasta llegar al agotamiento.

También presentaban ansiedad, depresión, desmotivación con el trabajo y eran agresivos con los pacientes.

Este síndrome se presenta con mayor frecuencia en individuos que trabajan con personas (clientes, pacientes o personal a cargo)

http://www.eltiempo.com

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