El despertar del monstruo: neuralgia postherpética
La neuralgia postherpética es extremadamente dolorosa, pero no pone en peligro la vida; hay opciones de tratamiento
La varicela es una enfermedad que tiene a los niños como sus principales víctimas y que al paso de los años se convierte en una verdadera pesadilla para gente de más de 50 años, que ha sufrido el ataque del herpes zoster, y que es vulnerable a su transformación en neuralgia posherpética.
La infección conocida como herpes zoster es la reactivación del virus de la varicela, adquirida en la infancia, pero que permanece en estado latente en ciertas células del sistema nervioso. Su reaparición se da en condiciones de debilidad del sistema inmune, derivadas de desnutrición, enfermedad grave, VIH o en personas de edad avanzada.
El monstruo “despierta” con la erupción de vesículas, enrojecimiento y produciendo un dolor muy intenso e incapacitante en una zona muy delimitada de la piel. La víctima puede trasmitir el virus mediante contacto directo o por gotitas de saliva. Las personas que nunca han estado expuestos al virus, y se contagian, sufren un ataque de varicela.
Al sufrimiento que produce los médicos le llaman neuralgia posherpética, un dolor neuropático. El paciente empieza a sufrir molestias severas en la zona afectada, que sigue un trayecto nervioso, que se vuelve constante y llega a ser difícil de tolerar.
Algunas veces, particularmente en la gente de edad avanzada, después de que las lesiones en la piel desaparecen, sigue un dolor intenso incluso durante meses. También puede haber otros síntomas como secuelas de la infección por herpes zoster, como parálisis facial, dolor de cabeza o dolor intenso en la piel, lo cual puede llegar a ser realmente difícil de curar.
El martirio puede comenzar con ardor, quemazón, opresión, frío doloroso, sensación de descargas o toques eléctricos; la gente comienza a padecer hormigueo, comezón o adormecimiento constante; siguen la sensación táctil disminuida, incluso al piquete de alfiler y la molestia insoportable producida por el roce del algodón o sábanas.
A veces, este tipo de dolor puede producir fatiga crónica, trastornos del sueño, depresión, anorexia, pérdida de peso y aislamiento social. Además, en los pacientes mayores puede alterar las funciones de la vida diaria como vestirse, bañarse y moverse.
LÍMITE DOLOROSO
Cuando alguien tiene neuralgia posherpética no existe peligro de contagio o de que vuelva a tener herpes zoster. En este momento, lo que está padeciendo la persona (la neuralgia) es una consecuencia de la lesión destructiva de las fibras nerviosas que dejó el virus antes de que fuera eliminado.
La neuralgia posherpética es muy dolorosa, pero no pone en peligro la vida y los médicos cuentan con opciones de tratamiento que pueden proporcionar alivio, sobre todo, cuando se combinan. Pero se ha demostrado que el uso de analgésicos convencionales y vitamina B no ofrecen una mejora considerable en la calidad de vida del paciente.
Recientes estudios han demostrado que al tratarse de un daño en el sistema nervioso, una de las maneras más efectivas para manejar el dolor neuropático es mediante neuromoduladores, como la pregabalina, que restaura la función nerviosa en el cerebro y en la médula espinal, disminuyendo así la sensación de dolor.
La tasa anual nacional en la población de herpes zoster es de tres por cada mil habitantes y de estos entre 5 y 10% desarrollan neuralgia posherpética después de un año.
2 comentarios
Isabel -
Carolina -