Aplican ondas de choque extracorpóreas para el tratamiento de la tendinitis
Deportistas profesionales y aficionados, pero también personas inactivas o mayores pueden tener una lesión en los tendones, esa estructura fibrosa que une el músculo con el hueso. Por accidentes, por una mala postura repetida o por la pérdida de elasticidad que causa el envejecimiento, los tendones se resienten. Las zonas más afectadas son los talones, el hombro y el codo, donde se produce el famoso codo de tenista o golfista.
La solución de estas lesiones no siempre es sencilla. A veces ni la rehabilitación, ni las infiltraciones con corticoides, ni los tratamientos farmacológicos funcionan. El dolor no desaparece y la lesión se convierte en un problema crónico que deteriora la calidad de vida de quien lo padece. La cirugía tampoco es un paso definitivo en todos los casos. Para esas lesiones que no responden al tratamiento más conservador, las ondas de choque extracorpóreas pueden convertirse en la mejor opción.
Tratamiento
Esta técnica es la misma que se utiliza para disolver los cálculos renales, aunque en los últimos años se ha hecho un hueco en traumatología y se ha desarrolla do para poder curar lesiones de partes blandas. El tratamiento consiste en dirigir ondas mecánicas de alta energía, similares a las que se utilizan para disolver los cálculos renales. La energía logra un efecto analgésico y en el 80% de los casos disuelve los depósitos de calcio.
Todo el proceso se realiza bajo control ecográfico para dirigir las ondas al punto exacto de la lesión. «De esa forma, la terapia es más eficaz y los tejidos circundantes se mantienen intactos», explica Karin Freitag, directora del Centro Médico Freitag, en Madrid. La experiencia de esta especialista tras dos años de tratamiento no puede ser más esperanzadora: «El fracaso no supera el 2% de los pacientes tratados y no hemos detectado recaídas».
La solución de estas lesiones no siempre es sencilla. A veces ni la rehabilitación, ni las infiltraciones con corticoides, ni los tratamientos farmacológicos funcionan. El dolor no desaparece y la lesión se convierte en un problema crónico que deteriora la calidad de vida de quien lo padece. La cirugía tampoco es un paso definitivo en todos los casos. Para esas lesiones que no responden al tratamiento más conservador, las ondas de choque extracorpóreas pueden convertirse en la mejor opción.
Tratamiento
Esta técnica es la misma que se utiliza para disolver los cálculos renales, aunque en los últimos años se ha hecho un hueco en traumatología y se ha desarrolla do para poder curar lesiones de partes blandas. El tratamiento consiste en dirigir ondas mecánicas de alta energía, similares a las que se utilizan para disolver los cálculos renales. La energía logra un efecto analgésico y en el 80% de los casos disuelve los depósitos de calcio.
Todo el proceso se realiza bajo control ecográfico para dirigir las ondas al punto exacto de la lesión. «De esa forma, la terapia es más eficaz y los tejidos circundantes se mantienen intactos», explica Karin Freitag, directora del Centro Médico Freitag, en Madrid. La experiencia de esta especialista tras dos años de tratamiento no puede ser más esperanzadora: «El fracaso no supera el 2% de los pacientes tratados y no hemos detectado recaídas».
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