El síndrome de piernas inquietas es una enfermedad poco conocida que provoca síntomas en las piernas poco antes de ir a dormir pero que mejoran temporalmente con el movimiento. En ocasiones afecta también a los brazos e incluso puede causar movimientos repentinos de las piernas y puede provocar insomnio.
Es un trastorno neurológico del movimiento caracterizado por la necesidad irresistible de mover las piernas y por sensaciones desagradables y molestas en las extremidades inferiores, generalmente muy molestas, y que algunos pacientes señalan como dolorosas. Los pacientes a menudo describen las sensaciones del síndrome como quemantes, como si algo se les jalara o se les deslizara, o como si insectos treparan por el interior de sus piernas. Estas sensaciones, a menudo llamadas parestesias (sensaciones anormales) o disestesias (sensaciones anormales desagradables), varían en gravedad de desagradables a irritantes, a dolorosas.
A Quién Afecta
Este síndrome se da en ambos sexos, pero la incidencia es mayor en mujeres y, en ocasiones, "este trastorno es precursor de una depresión". Así lo afirma la doctora Rosario Luqui, vicepresidenta de la Sociedad Española de Neurología.
Aunque el síndrome de las piernas inquietas puede comenzar a cualquier edad, aún tan temprano como en la infancia, la mayoría de los pacientes severamente afectados son de edad media o mayores, de unos 40 años. Además, la severidad del trastorno parece aumentar con la edad. Los pacientes mayores sufren los síntomas con más frecuencia y durante períodos de tiempo más largos.
Por otra parte, durante el embarazo, particularmente durante los últimos meses, hasta el 20% de las mujeres desarrollan este síndrome. Después del parto, a menudo los síntomas desaparecen. No obstante, existe una relación clara entre el número de embarazos y las posibilidades de desarrollar el síndrome de piernas inquietas en forma crónica.
Las causas del síndrome de la piernas inquietas son todavía confusos aunque ya empiezan a destacar algunas teorías. Una es que tenga carácter hereditario pero también puede ser el resultado de otra enfermedad. Además, la anemia y el bajo nivel de hierro en la sangre (30-40% de las personas con anemia ferropénica) están asociados con los síntomas de este síndrome como también lo están las enfermedades crónicas tales como la neuropatía periférica (daño en los nervios que transmiten la sensibilidad o que inervan las piernas y pies). También se suele asociar a enfermedades crónicas como la diabetes, insuficiencia renal (50% de las personas con hemodiálisis tiene SPI) o la artritis reumatoide.
Consecuencias de la Enfermedad
Muchas personas con este síndrome cuentan de que su trabajo, sus relaciones personales y las actividades diarias están muy afectadas como resultado del cansancio. A menudo no se pueden concentrar, tienen la memoria deteriorada, o fallan en el cumplimiento de sus tareas diarias. Los pacientes en algunos casos tampoco pueden permanecer quietos frente a un ordenador ni ir al teatro.
Algunos expertos afirman hoy que el síndrome de piernas inquietas es la principal causa de insomnio en los mayores de 40 años. Aún así, es importante un correcto diagnóstico porque no toda intranquilidad en las piernas es signo que se padece esta patología.
Medidas Recomendadas
- Eliminar la cafeína, bebidas excitantes y el consumo de alcohol. De hecho, hay expertos que afirman que la mitad de los casos están provocados por el exceso de café o de alcohol o incluso el exceso de litio o antidepresivos.
- Evitar las comidas abundantes.
- No fumar.
- Tomar suplementos de hierro: Esta opción se debe realizar tan sólo si se padece deficiencia de hierro.
- Disminuir el consumo de azúcar, en el caso que se sufra reactiva: con frecuencia se recomienda eliminar el azúcar, consumir comidas pequeñas y frecuentes y comer cereales enteros, nueces y semillas, frutas frescas, verduras y pescado.
- Hablar sobre el síndrome que padece.
- No intentar suprimir la necesidad de moverse ya que puede que los síntomas empeoren aún más. Sólo un buen programa de ejercicios puede ayudar al organismo a enfrentarse mejor con la enfermedad.
- Escribir un diario de los medicamentos y estrategias que le ayudan o le alivian
- Ocupar la mente
- Ponerse más alto. Puede encontrarse más cómodo si eleva el escritorio o las estanterías a una altura que le permita estar de pie mientras trabaja o lee.
- Comenzar y acabar el día con estiramientos. También puede practicar yoga, tai chi, musicoterapia o acupuntura.
También se aconseja seguir un programa de buena higiene de sueño: acostarse y levantarse a la misma hora, y, a poder ser, horarios con los síntomas, tener un entorno de sueño tranquilo y cómodo. También se recomienda realizar determinadas actividades como caminar, estirarse, tomar baño frío o caliente, etc.
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Doña Pancha -