Una alternativa dual y eficaz para luchar contra el dolor neuropático
LA DULOXETINA, FÁRMACO APROBADO COMO ANALGÉSICO
Tras muchos años investigando sobre el tratamiento del dolor neuropático con antidepresivos, la FDA y la EMEA han aprobado el primero considerado fármaco analgésico: la duloxetina. De este tema se ocuparon los ponentes de un simposio integrado en el VII Congreso Nacional de la Sociedad Española del Dolor en Santander.
"Potenciar el efecto analgésico" de antidepresivos similares a la duloxetina es el reto que los especialistas afrontarán a partir de ahora para tratar el dolor neuropático asociado a la neuropatía diabética. Así lo afirmaba el jefe de la Unidad de Dolor del hospital Ramón y Cajal, José Ramón González-Escalada, coordinador del simposio "Nuevas fronteras en el tratamiento del dolor neuropático con antidepresivos", enmarcado en el VII Congreso Nacional de la Sociedad Española del Dolor, celebrado en Santander del 26 al 29 de septiembre.
Han dedicado 25 años de trabajo investigando sobre el tratamiento del dolor neuropático con antidepresivos, tratando de dilucidar por qué las moléculas pensadas como este tipo de fármacos podían ser utilizadas también como analgésicos; pero, aún conociendo que los antidepresivos son eficaces para el tratamiento de este síndrome doloroso, hasta el momento tan sólo la duloxetina ha sido aprobada como fármaco analgésico, por la Administración americana (FDA) y la Agencia Europea del Medicamento (MEA). Se trata de un fármaco antidepresivo dual, comercializado por el laboratorio Lilly con el nombre Cymbalta, que es capaz de inhibir de forma simultánea la recaptación de serotonina y noradrenalina, a nivel del sistema nervioso central, lo que se vincula a su acción antidepresiva, y a la vez produce un efecto analgésico.
Juan Antonio Micó, catedrático de Farmacología de la Universidad de Cádiz, realizó en su ponencia un estudio comparado de los antidepresivos en el tratamiento de dolor neuropático, y afirmó que "no todos los antidepresivos son analgésicos, no todo tipo de dolor responde a la acción analgésica de los antidepresivos y no todos los antidepresivos analgésicos son iguales entre sí". El catedrático confesó que ha habido mucha confusión, y que "la vieja historia de los antidepresivos en dolor empieza en 1965, con los tricíclicos, y la nueva imagen llega en 2006".
Por su parte, la especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Cádiz, Inmaculada Failde, se pronunció acerca de la epidemiología de la comorbilidad en dolor neuropático, al que definió como un dolor crónico, severo y resistente a tratamientos analgésicos. Además, reduce la calidad de vida y no es bien conocido, por lo que en general está subestimado.
Inmaculada Failde apuntó cuatro factores de riesgo en Neuropatía Diabética: mayor edad; el tiempo de evolución de la diabetes; un mal control metabólico de la glucemia; y el consumo del alcohol y tabaco. En lo referente a comorbilidad, afirmó que alcanza un índice muy alto (un 70,9 por ciento) y que es muy variada en pacientes con dolor neuropático.
Por otro lado, aseguró que continúan faltando muchos datos sobre el dolor neuropático, como los "relacionados con traumatismos, herpes y procesos oncológicos", y destacó tres problemas fundamentales de los estudios epidemiológicos en este tipo de dolor: la falta de consenso en el diagnóstico, es decir, la "ausencia de caso"; falta de estudios en grupos específicos de pacientes; y, por último, errores en la metodología del estudio, no siempre correcta, en términos de tamaño de la muestra, tasa de respuesta, sesgos de información o de selección.
Basándose en la escala MOS Sleep, la especialista hizo alusión a las alteraciones del sueño, y subrayó que los jóvenes que sufren dolor experimentan trastornos de sueño mayores que los ancianos.
Mª Luz Cánovas, anestesista de la Unidad de Dolor del Hospital Cristal Piñor de Orense, afirmó que estudios de eficacia demuestran que "la duloxetina disminuye la intensidad media del dolor, así como el dolor nocturno y el consumo de analgésicos".
Cánovas aseguró que se ha observado una incidencia de efectos indeseables prácticamente nula, entre los que se encuentran náuseas —los primeros cinco días—, somnolencia o insomnio, o cambios clínicos no significativos de glucosa y en la tensión arterial. Sin embargo, aumenta las transaminasas, por lo que debe evitarse en pacientes con problemas hepáticos y consumidores de alcohol; y provoca retención de orina, por lo que está contraindicado para pacientes que sufren insuficiencia renal grave.
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