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El ejercicio físico moderado no tiene por qué prohibirse a un paciente reumático.

Una persona con una enfermedad reumática no tiene por qué ser un enfermo condenado al inmovilismo; al contrario, es conveniente que realice ejercicio físico, siempre moderado y llevado a cabo con sentido común, porque esta actividad le ayudará a reforzar la musculación y con ello contribuirá a mejorar su estado de salud general. Bien es cierto que en algunos procesos reumáticos, como por ejemplo la artritis, en el periodo inflamatorio se debe recomendar reposo, pero en cuanto desaparece la inflamación es aconsejable realizar ejercicios suaves. Asimismo, cuando se trata de una artrosis de rodilla no es bueno estar continuamente subiendo y bajando escaleras y andar mucho, como cree la población general; no obstante, el inmovilismo tampoco es lo mejor para el paciente.
Para Josep Blanch, presidente de la Sociedad Española de Reumatología (SER), y Cristina Rodríguez, del COF de Barcelona, es importante dar este tipo de consejos y aclarar conceptos con el fin de ayudar a quienes sufren estas patologías y están diagnosticados y, sobre todo, a los que puedan sufrir una proceso reumático y aún no han ido al especialista. Por ello, la SER ha puesto en marcha una campaña de educación sanitaria, con la colaboración de los COF de Madrid, Valencia, Sevilla y Barcelona, en la que los farmacéuticos de estas ciudades, a través de unos folletos informativos, están explicando las diferencias entre artritis reumática, artrosis, fibromialgia, osteoporisis, dolor lumbar, tendinitis y bursitis.

 

Y es que, según Blanch, existe una gran confusión, por ejemplo, entre artritis y artrosis: "La gente no sabe que la primera se caracteriza por una inflamación de la articulación y la segunda por un desgaste".

La gran desconocida

"La osteoporosis -continúa- es otra gran desconocida y un dolor de espalda pueden asociarlo a esta enfermedad, cuando la osteoporosis es una patología que no duele si no se produce una fractura del hueso, por supuesto".

Para el presidente de la SER, estos errores de concepto son entendibles, sobre todo si se tiene en cuenta que existen alrededor de doscientas enfermedades calificadas como reumáticas.

En la misma línea que Blanch y Rodríguez, Mª José Navarro, fisioterapeuta y profesora de la Universidad Cardenal Herrera-CEU, de Madrid, destaca la importancia de que la población mayor se mantenga activa tanto en el proceso de rehabilitación -si un osteoporótico ha sufrido una fractura- como después". Así, recomienda el paseo para favorecer la regeneración ósea, la marcha, ejercicios de equilibrio para evitar caídas de repetición e incluso recurrir al tai chi o al yoga, ya que fomentan la relajación y la flexibilidad.

Más formación

Para asesorar con mayor profundidad a los pacientes, el COF de Barcelona ha dado un paso más y, para no limitarse sólo a repartir folletos en el mostrador de la farmacia, han solicitado a la SER que expertos de la sociedad impartan una serie de charlas a los colegiados para abordar detalladamente cuáles son los signos de alarma que puedan indicar que un paciente tiene una enfermedad reumática para así derivarle al médico. "Queremos también -comenta Rodríguez- conocer los últimos avances terapéuticos, cuáles son los fármacos que los especialistas manejan y a qué dosis para poder hacer un mejor seguimiento de los enfermos". Sobre las dosificación de los medicamentos, Blanch recomienda que los farmacéuticos que aconsejen un AINE para un paciente con dolor causado por algún trastorno reumático no lo hagan a dosis plenas para evitar efectos secundarios. Aunque no hay una fecha concreta para las charlas, está previsto que se impartan antes de que finalice el año. También existe la posibilidad de ofertarlas en otros colegios, aunque todavía es algo sin concretar, según Blanch.

http://fibromialgia.areastematicas.com

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